El futuro del trabajo está augurando un entorno cada vez más complejo para los líderes empresariales de todo el mundo. Todo cambia a una velocidad vertiginosa, de una parte los avances tecnológicos y de otra los cambios y en la forma de ver el trabajo lejos del panorama tradicional.
En este nuevo mundo laboral, los ejecutivos deben equilibrar las crecientes demandas de la fuerza laboral y superar los obstáculos de las responsabilidades operativas, los problemas de seguridad, la reducción de los presupuestos y las expectativas crecientes de los clientes.
La tecnología genera importantes oportunidades para el trabajo flexible, es decir la fuerza laboral digital, y la forma en que trabajamos está cambiando. Los trabajadores demandan experiencias similares a las de los consumidores para adaptar la tecnología en sus vidas personales, con mayor flexibilidad en cuanto a dónde y cómo trabajan.
Algunas empresas, están haciendo volver a sus trabajadores a la oficina porque temen que la productividad y la cultura de la empresa están ralentizadas con los equipos distribuidos en distintas localizaciones debido al trabajo flexible.
El tema es que el deseo de trabajar a distancia contando con flexibilidad no desaparece, especialmente entre los “mileniums”. Según una encuesta reciente el 85% de los trabajadores de todo el mundo dicen que el trabajo a distancia les atrae.
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La experiencia ha demostrado que la flexibilidad es crítica para la forma en que ven los trabajadores su experiencia en el lugar de trabajo. No sólo el 83% afirma que no cree que necesite estar en la oficina para ser productivo, sino que otro 89% cree que el trabajo flexible debe ofrecerse a todos, como la practica habitual, no como un beneficio.
Lo más importante a entender cuando se ofrecen los beneficios de trabajo flexible o remoto es que los equipos necesitan, sobre todo, disponer de las herramientas tecnológicas adecuadas para mantenerse conectados, independientemente de las zonas horarias o de la ubicación física.
Entre las herramientas que la TI (tecnología de la información) proporciona a los empleados y las que traen los trabajadores, la mayoría de las empresas tienen entre 8 y 12 aplicaciones de voz, vídeo y mensajería, lo que causa confusión a los empleados y pérdida de productividad en toda la organización.
Tiene que haber un equilibrio. En el ambiente tradicional de la oficina, los gestores o responsables tenían evidencia física de quiénes estaban comprometidos y quiénes no, basándose en quiénes estaban físicamente trabajando, observando lo que había en las pantallas de las personas y otras señales visuales.
Conforme el trabajo traspasa y va más allá de la oficina, el verdadero desafío para las empresas no es tanto si los empleados necesitan o no estar en la oficina, sino más bien cómo se puede incentivar su compromiso y productividad, independientemente de cuándo y dónde realicen el trabajo.
Esto refuerza la necesidad de simplificar las comunicaciones y la tecnología de colaboración. Los trabajadores necesitan poder poner en marcha una videoconferencia en cuestión de segundos, independientemente de dónde se encuentre su “oficina” en este momento.
Cuando se elimina la problemática tradicionalmente asociada con la tecnología de las comunicaciones, los empleados tienen la libertad para colaborar como prefieran y, a menudo, se sienten mucho más conectados con sus colegas y con la propia organización.
Sin duda, la oficina moderna está cambiando. Las organizaciones que adoptan estos cambios se sitúan en la mejor posición para conseguir éxitos a largo plazo.